Hace ya algún tiempo que publiqué un artículo como parte de mis estudios de Doctorado. En ese entonces fue recibido con agrado por la revista en donde envíe el manuscrito, cumpliendo así con uno más de los requisitos para obtener el anhelado titulo de Ph.d.
Dicho artículo habla acerca de la influencia positiva que puede tener un maestro en el proceso de formación de sus alumnos y como se convierte en factor protector ante problemáticas psicosociales ya conocidas como el consumo de sustancias psicoactivas.
Es indiscutible que el docente, quien puede considerarse como un co-protagonista de los diferentes procesos formativos enfocados a niños y niñas en edad escolar, tiene una responsabilidad más allá de lo académico.
Cuando se habla de competencias básicas exigibles y mínimas deseables, sin lugar a dudas, está la empatía como un elemento pro-social que permitirá al futuro ciudadano, generar y adquirir herramientas y procesos sociales que le llevarán a validarse por medio del "otro". Siendo un guía de procesos humanos, se invita al docente a re-inventarse en su labor profesional las veces que sea necesarias, a través de mecanismos ya sean auto generados y/o proporcionados por las diferentes áreas de conocimiento.
Sean bendecidos,
Carin Alexa Prieto Cruz, PhD.